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Reanimación cardiopulmonar

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Reanimación cardiopulmonar
(procedimiento médico)
CPR training-04.jpg
Reanimación cardiopulmonar realizada a un maniquí de entrenamiento médico
Clasificación y recursos externos
CIE-9: 99.60
MeSH D016887
MedlinePlus 000010
OPS-301 8-771

La reanimación cardiopulmonar, o reanimación cardiorrespiratoria, abreviada como RCP, es un conjunto de maniobras temporales y normalizadas, destinadas a asegurar la oxigenación de los órganos vitales cuando la circulación de la sangre de una persona se detiene, independientemente de la causa del paro cardiorrespiratorio.​

Ejemplo de RCP en vídeo

Los principales componentes de la reanimación cardiopulmonar básica son avisar al servicio médico de emergencias dentro o fuera del hospital, y utilizar compresiones torácicas (masaje cardíaco externo, MCE) junto con respiración artificial (ventilación artificial). Otros elementos que pueden estar relacionados incluyen desfibriladores externos automáticos​ y el uso de maniobras anti-atragantamiento.

Las recomendaciones específicas sobre la RCP varían en función de la edad del paciente y la causa del paro cardíaco.​ Se ha demostrado que cuando la RCP es puesta en práctica por personas adiestradas en la técnica y se inicia al cabo de pocos minutos tras el paro cardíaco, estos procedimientos pueden ser eficaces en salvar vidas humanas.​ Aunque un estudio publicado en 2010 ha puesto en duda el alcance del procedimiento, de 95 000 pacientes solo el 8 % presentó resultados positivos.​​

Una práctica de RCP

Historia

Para 1776 ya se describía procedimiento de hacer presión sobre el cartílago cricoides cuando se realiza insuflación artificial por la boca con el fin de evitar la entrada de aire al esófago.​

A finales de los años cincuenta, Peter Safar y James Elan desarrollaron el concepto de la «respiración boca a boca».

En 1960, William B. Kouwenhoven,​ Guy Knickerbocker y Jim Jude describieron las ventajas de la compresión torácica para provocar la circulación artificial.​ Safar luego estableció el protocolo de la RCP,​ el cual continuó siendo asumido por la Asociación Estadounidense del Corazón.

Entre 1991 y 2000, un solo socorrista alternaba quince compresiones torácicas y dos respiraciones en un adulto o un niño de más de ocho años; las compresiones se hacían a un ritmo de 60 por minuto. Para un bebé, se realizaban cuatro respiraciones iniciales (dos durante el cálculo; luego otras dos después del paso de la alarma) y se alternaban cinco compresiones torácicas y una respiración. Un socorrista aislado y sin medios practicaba la RCP durante un minuto antes de pedir ayuda; si los socorristas eran dos, alternaban cinco compresiones y una respiración, tanto en un adulto como en un bebé.[cita requerida]

En 2000 se abandonó el término «masaje cardíaco externo» (MCE) por «compresiones torácicas». En la actualidad, los ritmos de las compresiones se unificaron: 100 por minuto, cualquiera sea la edad. Solo se realizan dos respiraciones iniciales en bebés. Un socorrista aislado y sin medio de llamada da la alerta inmediatamente, excepto en el caso de un niño de menos de ocho años, o en el caso de ahogamiento o de una intoxicación, donde la alarma se realiza después de un minuto de RCP. Con dos socorristas, se mantiene una alternancia de 30 a 2.[cita requerida]

Indicaciones

Reanimación cardiopulmonar efectuada a un paciente masculino víctima de un alud

La reanimación cardiopulmonar debe practicarse sobre toda persona en parada cardiorrespiratoria, es decir:

  • No responde: la persona no se mueve espontáneamente, no reacciona ni al tacto ni a la voz
  • No respira: no se observa ningún movimiento respiratorio.
  • Ante la duda, inicie compresiones cardíacas.

Se recomienda que todo paciente en paro cardíaco reciba reanimación, a menos que:​

  1. La víctima tenga una instrucción válida de no ser reanimado;
  2. La víctima presenta signos de muerte irreversible como el rigor mortis o livideces en sitios de declive;
  3. No se pueda esperar un beneficio fisiológico, dado que las funciones vitales de la víctima se han deteriorado a pesar de un tratamiento máximo para condiciones como el choque séptico o cardiogénico progresivos;

En el caso de parada cardiorrespiratoria en adultos, el ritmo cardiaco que se suele encontrar más frecuentemente es la denominada «fibrilación ventricular». El tratamiento adecuado de la fibrilación ventricular es la desfibrilación precoz. Cada minuto que pasa disminuye en un 10 % las posibilidades de supervivencia. En el caso de un adulto con pérdida brusca de consciencia y cuando se está solo (reanimador aislado), la prioridad es alertar a los servicios de emergencia antes de comenzar la RCP para de esta manera realizar la desfibrilación lo antes posible. La RCP sirve solo para mejorar las posibilidades de supervivencia mientras se espera la ayuda especializada. Debido a su importancia en eventos súbitos en adultos, se está potenciando el uso de desfibriladores automáticos en sitios estratégicos, estadios, centros comerciales o aviones y permiten que una persona con un mínimo entrenamiento sea capaz de realizar maniobras de reanimación.

Reanimación cardiopulmonar básica resumida

Compresiones torácicas (ritmo de 100 a 120 por minuto)
Ventilaciones

Proceso de una reanimación pulmonar de primeros auxilios:​

  1. Alguien debe llamar a los servicios médicos de emergencia.
  2. Tumbar al paciente boca arriba sobre una superficie que no sea blanda. Abrir la boca del paciente y extraer la dentadura postiza ―en caso de que tenga una― y cualquier resto visible allí.​ Inclinar su cabeza hacia atrás elevando su mandíbula para preparar la respiración boca-boca.
  3. Si no se palpa el pulso (en el cuello, en la arteria carótida), comenzar la reanimación cardiopulmonar (RCP). Colocarse a un lado del paciente y poner las manos (una sobre otra) aproximadamente en la mitad inferior del hueso del pecho (el esternón). Hacer series de 30 compresiones torácicas seguidas de series de 2 ventilaciones, repitiendo continuamente ese ciclo de compresiones y ventilaciones. Las compresiones aprietan el pecho a una profundidad de unos 5 cm, y siguen un ritmo de 100 a 120 veces por minuto (casi 2 por segundo). En las ventilaciones hay que pinzar la nariz del paciente e insuflar aire en su boca (herméticamente, sin que escape aire). Los niños pequeños pueden requerir cubrir su nariz y su boca a la vez con la boca del rescatador. Es posible notar que el pecho del paciente se levanta en cada ventilación. No insuflar aire en exceso. Si hay mascarillas o filtros de ventilación disponibles, conviene utilizarlos poniéndolos entre las bocas del rescatador y de la víctima, para así sellar el rostro y evitar infecciones. Habiendo dos personas para realizar la reanimación, una puede hacer las compresiones y otra las ventilaciones. Eso permite hacer el doble de ventilaciones (2 cada 15 compresiones), aunque sólo lo recomiendan si la víctima es del tamaño de un niño, y la referencia general sigue siendo de 2 ventilaciones cada 30 compresiones.

Si el corazón del paciente está teniendo arritmias (latidos anormales), puede ser requerido utilizar un aparato desfibrilador que restaure el pulso correcto.

Reanimación cardiopulmonar básica, detalles

Las acciones que permiten la supervivencia de una persona que sufre muerte súbita suelen iniciarse por personas casuales y constan de cinco eslabones fundamentales, conocidas en algunas instituciones como la cadena de supervivencia:

  1. Reconocimiento inmediato del paro cardíaco y activación del sistema respuesta de emergencias
  2. RCP precoz con énfasis en las compresiones torácicas
  3. Desfibrilación rápida
  4. Soporte vital avanzado efectivo
  5. Cuidados integrados posparo cardíaco.

Una RCP de calidad mejora las probabilidades de supervivencia de una víctima. Las características críticas de una RCP de calidad son:

  • Iniciar las compresiones antes de 10 segundos desde la identificación del paro cardiaco
  • Comprimir fuerte y rápido: realiza las compresiones con una frecuencia mínima de 100 compresiones por minuto y una profundidad de al menos 5 cm. para adultos, al menos un tercio del diámetro del tórax en niños 5 cm y lactantes 4 cm.
  • Permitir una expansión torácica completa después de cada compresión.
  • Minimizar las interrupciones entre las compresiones (tratar de limitar las interrupciones a menos de 10 segundos)
  • Realizar ventilaciones eficaces para hacer que el tórax se eleve.
  • Evitar una ventilación excesiva​

El soporte vital básico es considerado para un solo rescatista como una secuencia de acciones resumidas con las iniciales CAB y aplicadas previo a la llegada de servicios especializados de emergencia:

  • C para la valoración de la circulation, incluyendo las compresiones torácicas
  • A, del inglés airway, implica la apertura o liberación de las vías aéreas
  • B, del inglés breathing, la iniciación de la ventilación artificial

El desfibrilador y su uso prehospitalario adhiere una D a las siglas mnemotécnicas de Safar que comienza según CABD: circulación, vías aéreas, respiración, desfibrilación.

Desde 2010, el algoritmo del ILCOR (International Liaison Committee on Resuscitation: Comité Internacional de Enlace sobre Reanimación) hace hincapié en una nueva secuencia para rescatistas, iniciando con las compresiones cardíacas, luego la valoración de las vías aéreas y finalmente la iniciación de la ventilación artificial.​​ En otras palabras, los rescatistas de los adultos víctimas deben comenzar la reanimación con las compresiones en lugar de iniciar abriendo la vía aérea y administrar ventilación artificial.

La secuencia ABC permanece en el algoritmo de sujetos con otros casos típicos de muerte súbita, tales como el ahogamiento, la electrocución, asfixia, caída de altura o hemorragia.​ En el caso de niños, o cuando la parada cardiorrespiratoria es secundaria a ahogamiento, intoxicación por humo, gas, medicamentos o drogas o por hipotermia el algoritmo incluye realizar maniobras de RCP durante un minuto antes de avisar a los servicios de socorro: el aporte rápido de oxígeno a las células puede recuperar el estado de la persona.​

Reconocimiento de un paro cardíaco

Acercamiento al paciente en busca de elementos que identifiquen a una víctima que requiera RCP
Comprobación de las funciones respiratorias: el socorrista escucha la respiración, trata de sentir el aire sobre su mejilla, mira si el pecho sube y desciende, y siente los movimientos del pecho.

El reconocimiento es un paso clave en la iniciación de un tratamiento precoz de una parada cardíaca, es decir, la identificación de los elementos que determinan la presencia de una parada cardíaca. Si no es el caso, uno de los elementos del balance identificará que no hay probabilidad de una parada cardiorrespiratoria, entonces no hay que hacer reanimación cardiopulmonar.

Por lo general, el primer indicio es que la víctima no se mueve ni reacciona a la palabra, ni al contacto. Si el rescatista está solo, se recomienda pedir socorro. Se debe practicar RCP si la víctima adulta no responde y no respira o no respira con normalidad (es decir no respira o solo jadea o boquea), y se comienza con las compresiones (C-A-B), sin que sea necesario verificar si la víctima tiene pulso. Estudios demuestran que durante la reanimación, en una situación de paro cardiorrespiratorio, la percepción del pulso es falsa en el 50 % de las veces: el estrés y el esfuerzo físico hace que suba la tensión del rescatista, y es posible percibir el propio pulso como un golpeteo en el final de los dedos, en ausencia de circulación sanguínea en la víctima.

Una vez que se determina que una víctima necesita reanimación cardiovascular se advierte al sistema de rescate profesional de la localidad y se inicia de inmediato las compresiones torácicas.

El realizar de una valoración de la escala de Glasgow conlleva mucho tiempo. Más rápido es evaluar el estado de conciencia con el método AVDI:[cita requerida]

  • A: alerta (despierto).
  • V: verbal (solo responde al estímulo verbal).
  • D: dolor (solo responde al estímulo doloroso).
  • I: inconsciente (no responde).

Aunque en adultos el paro cardíaco suele ser súbito y se debe a una causa cardíaca, en niños suele ser secundario a una insuficiencia respiratoria y shock. Resulta esencial identificar a los niños que presentan estos problemas para reducir la probabilidad de paro cardíaco pediátrico y ampliar al máximo los índices de supervivencia y recuperación.

Secuencia de RCP

En adultos, niños y lactantes, si solo está presente un reanimador, se recomienda una relación compresión:ventilación de 30:2 (30 compresiones antes de cada 2 ventilaciones).​ Esta relación única está diseñada para simplificar la enseñanza de la secuencia del RCP, promover la retención de las habilidades, aumentar el número de compresiones, y disminuir el número de interrupciones durante las compresiones.

Si se encontrasen dos reanimadores se prefiere una secuencia de 15-2 en niños y lactantes.​ Se recomienda en recién nacidos una secuencia 30-2 a menos que la causa de la falla cardíaca sea conocida, en cuyo caso la secuencia de 30:2 es la aconsejada.​ Si se halla presente un acceso avanzado a la vía aérea, tal como un tubo endotraqueal o una mascarilla laríngea, se recomienda una ventilación de ocho a diez por minuto sin que se interrumpan las compresiones cardíacas.​

Cada cinco ciclos de dos ventilaciones y treinta compresiones, se revalúa la respiración. La RCP se continúa hasta que llegue atención médica avanzada o hay signos de que la víctima respira.

Dos o más reanimadores

La secuencia es la misma que la realizada por un solo rescatista, pero después de observar la ausencia de respuesta, uno controla las compresiones cardíacas mientras que otro la respiración artificial. Por ejemplo, el rescatista A realiza la búsqueda de ayuda mientras el rescatista B comienza la RCP. El rescatista A vuelve y puede entonces implementar una desfibrilación externa automática si está disponible o sustituir al testigo B en la compresión cardíaca si este se encuentra cansado.

El rescatista que realiza las compresiones torácicas debe imprescindiblemente contar las compresiones en voz alta, con el fin de que los demás rescatistas sepan cuándo debe darle respiración artificial. Esto hace posible que el paso del tiempo entre compresiones y respiraciones sea más o menos uniforme y uno no debe concentrarse en calcular el tiempo, y no tiene que colocar de nuevo las manos en cada ciclo.

Las compresiones torácicas se dan del mismo modo que con un rescatista: dos respiraciones boca a boca por cada 30 compresiones. El uso de dispositivos es más efectivo que la respiración boca a boca, porque reduce el tiempo entre las respiraciones y las comprensiones: las respiraciones comienzan tras la última comprensión, y la comprensión comienza tras la última respiración, sin esperar a que el pecho baje de nuevo.

Nota
Hay una técnica de reanimación para solo un reanimador de primeros auxilios usando un balón respirador, que hace posible el beneficio de la contribución del dióxido y el lanzamiento de un trabajador de primeros auxilios. En este caso, el trabajador de primeros auxilios sitúa lugares mismos de la cabeza realizando la compresión de esta posición, mientras se inclinan con la parte más alta de la cara.​

Compresiones cardíacas

Se colocan las manos entrelazadas en el centro del tórax sobre el esternón, cuidando no presionar en la parte superior del abdomen o el extremo inferior del esternón.
Posición para la RCP. Los brazos se mantienen rectos, las compresiones se realizan con el movimiento de los hombros. En un adulto se debe hundir el esternón 5 cm.

Las compresiones torácicas (llamadas también «masaje cardíaco extremo») permiten circular sangre oxigenada por el cuerpo. Esto consiste en apretar en el centro del tórax con el fin de comprimir el pecho:

  • Sobre un adulto y un niño de más de ocho años, el esternón debe descender de 5 a 6 cm;
  • Sobre un niño entre uno y ocho años, el esternón debe descender de 3 a 4 cm;
  • Sobre un lactante de menos de un año, el esternón debe descender de 2 a 3 cm (1/3 del diámetro anteroposterior del tórax).

Comprimiendo el pecho, también comprimimos los vasos sanguíneos, lo que impulsa la sangre hacia el resto del cuerpo (como una esponja). Se creía durante mucho tiempo que lo que se comprimía era el corazón; aunque parece que está situado demasiado profundamente y que juega solo un papel de regulación del sentido de la circulación por sus válvulas.[cita requerida]

Para que la compresión torácica sea eficaz, es necesario que la víctima esté sobre un plano duro; en particular, si la víctima está tendida sobre la cama. Usualmente hay que depositarla en el suelo antes de empezar las maniobras de reanimación.

La posición de las manos es importante si se quieren aportar compresiones eficaces. Hay que aplicarse a hacer compresiones regulares, a dejar el pecho recuperar su forma inicial entre una compresión y la siguiente, y a que el tiempo de relajamiento sea igual al tiempo de compresión. En efecto, el relajamiento del pecho permite el retorno de la sangre venosa, fundamental para una buena circulación.

El ritmo de masaje debe ser suficiente para hacer circular la sangre, pero no demasiado rápido, sino la circulación no será eficaz (se crearían turbulencias que se oponen a la distribución de la sangre).

Con el fin de adoptar un ritmo regular y de respetar la paridad en el tiempo de compresión / por tiempo de relajación, y para estar seguro de hacer buenas compresiones y un adecuado número de compresiones sucesivas, se aconseja contar en voz alta, bajo la forma:

Cifra (durante la compresión) - y (durante el relajamiento).

Así, contando en voz alta: «Uno-y-dos-y-tres- [...] -y-trece-y-catorce-y-quince», sucesivamente.

Ventilación artificial

Insuflación boca a boca. La cabeza del paciente se echa para atrás. El socorrista cierra la nariz del paciente con una mano, manteniendo la boca abierta del paciente, y apreciando en todo momento la barbilla.

Una de las primeras medidas de ayuda es el uso de ventilación artificial. Al detenerse la circulación sanguínea, el cerebro y el corazón pierden el aporte de oxígeno. Las lesiones cerebrales aparecen después del tercer minuto de una parada cardiorrespiratoria, y las posibilidades de supervivencia son casi nulas después de ocho minutos.​ El hecho de oxigenar artificialmente la sangre y de hacerla circular permite evitar o retardar esta degradación, y dar una oportunidad de supervivencia.

La ventilación artificial consiste en enviar el aire a los pulmones de la víctima, soplando aire con la boca o con un dispositivo. La ventilación artificial sin dispositivos (boca a boca, boca a nariz, o boca a boca y nariz sobre lactantes, la insuflación de aire es bastante próximo al aire que se respira (contiene el 16 % de oxígeno). Cuando se utiliza un balón insuflador (con una máscara bucal), se administra aire ambiente con el 21 % de oxígeno. Si se conecta una botella de oxígeno médico, se aumenta mucho más la fracción inspirada de dioxígeno (FiO2), llegando incluso a insuflar oxígeno puro (cercano al 100 por ciento).

La ventilación artificial puede ser hecha con varios dispositivos: la máscara bolsa balón con válvula unidireccional otorga aire enriquecido con oxígeno (que está en la bolsa) a través de una máscara de interposición facial (pero es externa y no entuba, no abre las vías aéreas). Para ello se usa una cánula orofaríngea, llamada Bergman, tubo de Mayo o cánula de Guédel (estas no impiden el contacto boca a boca si no hubiera máscaras o máscaras con balones de aire) o Maselli: el respirador Maselli orofaríngeo (que evita contagios en ambos sentidos) y es necesario para facilitar el pase del aire al colocar la lengua en su lugar e impedir que caiga hacia atrás y adentro por la relajación de la inconsciencia, además de si la persona presenta una lengua voluminosa, como por ejemplo en casos de edema de Quincke. También posee una boquilla para el reanimador con una protección a modo de máscara, que impide todo contacto boca a boca.

El aire que se insufla pasa a los pulmones, pero una parte también al estómago. Este se va hinchando a medida que se dan más insuflaciones. Si no se le da tiempo a desinflarse, el aire corre el peligro de llevarse con él al salir el contenido ácido del estómago (jugos gástricos) que podrían inundar la vía aérea y deteriorar gravemente los pulmones (síndrome de Mendelson o síndrome de la respiración ácida) y puede comprometer gravemente la supervivencia de la víctima. Por ello hay que insuflar sin exceso, regularmente, durante dos segundos cada insuflación, y detener la insuflación tan pronto como se vea el pecho levantarse.

En el pasado se hacía presión sobre el cartílago cricoides con el fin de evitar la regurgitación del contenido gástrico durante la RCP.​ Actualmente se desaconseja emplear esa maniobra de manera rutinaria.​

Desfibrilación

Un desfibrilador portable

A veces la parada cardíaca es debida a una arritmia tipo fibrilación ventricular (FV), en la que el corazón late de manera anárquica, y puede causar muerte súbita. Eso requiere (además de llamar a los servicios médicos de emergencia) el utilizar un desfibrilador para resincronizar el corazón mediante algún choque eléctrico.

El desfibrilador normal fuera de los hospitales es el desfibrilador externo automático (DEA), una pequeña máquina portable que puede ser utilizada por cualquier persona sin experiencia, pues indica al usuario cómo hacer la desfibrilación mediante instrucciones de voz.

En el caso de un niño de menos de ocho años, o de una persona víctima de un ahogamiento o de una intoxicación, es poco probable que el corazón esté en fibrilación. En cualquier caso, si hay disponible un DEA (desfibrilador externo automático), éste será puesto en marcha a pesar de todo, por precaución, pero siempre después de un minuto de maniobras de ventilación artificial y compresiones torácicas.

Maletín con desfibrilador público en una estación. Arriba aparece su símbolo universal.

Cuando hay solo dos personas realizando primeros auxilios, una se encarga de la respiración boca a boca y las compresiones torácicas mientras la otra le instala el desfibrilador. Cuando son tres las personas que hacen los primeros auxilios, la reanimación cardiopulmonar es hecha por dos (una realiza las compresiones torácicas y la otra insufla aire para la respiración mientras la tercera coloca el DEA). La instalación del DEA puede requerir secar el lugar donde se coloca el electrodo (si es estrictamente necesario). La reanimación cardiopulmonar se detiene mientras el aparato anailiza el latido del corazón por el aparato y durante las posibles descargas (inicialmente tres seguidas); en esa comprobación habrá que separarse y no tocar al paciente, para evitar ser víctima de una descarga. En caso de que las descargas no sean necesarias o no funcionen, se continuaría con las compresiones e insuflaciones manuales.

Posición de los electrodos de un desfibrilador

Por otra parte, el que se inicie una RCP antes de la desfibrilación en los pacientes con fibrilación ventricular (FV), especialmente si hay que mantener la RCP durante tiempos prolongados de espera hasta la llegada de profesionales, sigue siendo un motivo de intenso debate. El fundamento teórico para realizar reanimación cardiopulmonar antes de cualquier descarga del desfibrilador es que mejora la perfusión coronaria. Sin embargo, no hay pruebas consistentes que apoyen o refuten beneficio alguno por retrasar la desfibrilación para así proporcionar un periodo (de 90 segundos a 3 minutos) de tratamiento con reanimación cardiopulmonar a los pacientes en parada cardíaca por FV (fibrilación ventricular) o por VT (taquicardia ventricular).


Reanimación cardiopulmonar avanzada

La reanimación cardiopulmonar avanzada está cambiando de enfoque hacia el concepto de reanimación cardiocerebral, que busca salvar la vida, con el mejor resultado neurológico posible.

Para esto se debe tener en cuenta:

  • ¿Tipo de PCR al que nos enfrentamos? No es lo mismo PCR traumático que médico. No es lo mismo el PCR extra hospitalario que el hospitalario.
  • Ritmo inicial; desbifrilable vs no desfibrilable (manejo avanzado de AESP o asistolias con actividad mecánica; guiado por tipo ritmo, complejo al monitor, monitorización arterial, ecografía de urgencia)
  • Las fases de PCR (eléctrica, mecánica y metabólica)
  • La inmediata disminución de perfusión coronaria y cerebral con cada interrupción de las compresiones cardiacas, y su lenta recuperación
  • La sangre cuenta con oxígeno suficiente para utilizar durante el PCR (inicialmente NO es necesario aportarlo)
  • La ventilación a presión (+) disminuye el retorno venoso e interrumpe compresiones, interrumpiendo perfusión coronaria y cerebral
  • Los cuidados post PCR (angioplastia, Hipo/normotermia terapéutica, neuroprotección clásica).

La reanimación cardiopulmonar especializada (RCPS) por un equipo médico o paramédico entrenado es el último eslabón de la cadena de supervivencia antes de la admisión al hospital. En el caso ideal, los procedimientos especializados son practicados en los diez minutos que siguen del paro cardíaco, después de la desfibrilación.

Vía aérea y ventilación. NO es prioridad

No hay datos que apoyen el uso rutinario de un determinado enfoque para el acceso y mantenimiento de la vía aérea durante una parada cardiaca. El mejor enfoque depende de las circunstancias precisas que causaron la parada del corazón y en la competencia del reanimador. No hay suficientes pruebas para definir el momento óptimo de colocación de vía aérea durante la parada cardíaca.

La intubación por medio de un tubo que se desliza en la tráquea y sirve de conexión a un respirador artificial a las vías respiratorias del paciente, es considerado la maniobra óptima para asegurar la ventilación artificial. Sin embargo hay considerable evidencia que sin la capacitación adecuada o sin adiestramiento continuo para mantener la destreza, la incidencia de intentos fallidos y complicaciones resulta inaceptablemente alta.​

Otros dispositivos con diseño anatómico que ayudan a mantener la apertura de la vía aérea y a lograr fácil aspiración de secreciones incluyen tubos orofaríngeos que se adaptan al paladar, tubos nasofaríngeos que se introducen por vía nasal y el tubo de Safar en forma de «S» o su modificación con válvula: el tubo de Brook.

Para adultos el algoritmo para una parada cardíaca indica el uso inmediato de oxígeno al 100 %. No hay suficiente evidencia para apoyar o refutar el uso de concentraciones titradas de oxígeno o de la administración de oxígeno ambiente al 21 % constante en vez de oxígeno al 100 % en el soporte vital avanzado de un paciente adulto.​ Estudios experimentales muestran que, tras la recuperación espontánea de la circulación, el pronóstico cerebral mejora mediante la administración de oxígeno guiada por SpO2 para mantener una SpO2 del 94 al 96 %, comparada con una hora continua de ventilación con oxígeno al 100 %.​

Un acceso vascular o vía venosa es colocada, ya sea periférica (venas del brazo) o central (vena yugular o vena subclavia, si hay imposibilidad de canulación periférica) prosiguiendo las compresiones torácicas, incluido el momento de las insuflaciones: la impermeabilidad de la sonda de intubado impide al oxígeno volver a salir en el momento de las compresiones.

Un capnómetro es colocado, que mide la cantidad de dióxido de carbono (CO2) espirado, es decir la eficacia de la reanimación. En efecto, si el paciente espira CO2, es porque el oxígeno llegó bien a las células, y el CO2 fue transportado hacia los pulmones para ser expulsado.

Soporte circulatorio

También se administran medicamentos: adrenalina o equivalentes, líquidos de relleno vascular o de alcalinización según los casos. El desfibrilador puede ser acoplado a un estimulador cardíaco externo si el corazón es demasiado lento.

En una mujer embarazada, si el feto es potencialmente viable pero la reanimación es ineficaz, hay que contemplar una cesárea urgente.una mayor reducción de la grasa corporal. Algo que es muy importante durante el momento que estás haciendo ejercicio es hidratarse para que no te descompenses, La actividad física (AF) es imprescindible para la salud, ya que ayuda a sentirse bien psicológicamente (por la secreción de endorfinas) y a estar en forma física. Entre los beneficios de la AF destacan la mejora de la circulación sanguínea y la capacidad cardio- pulmonar, el mantenimiento de una composición corporal adecuada y la disminución de la grasa.

Por otro lado, estudios estiman el interés en aplicar otros tratamientos prehospitalarios, sin que estos constituyan por el momento estándares:

→Inyección de vasopresina:​ los músculos que controlan la apertura de los vasos sanguíneos que ya no están siendo oxigenados, entonces hay una vasodilatación, lo que aumenta la capacidad volumétrica del sistema vascular y perjudica la buena circulación de la sangre en el momento de las maniobras de reanimación y en caso de recuperación de la actividad cardíaca (colapso cardiovascular); la utilización de medicamentos vasopresores (es decir elevando la presión sanguínea) permite mejorar la circulación de la sangre y aumentar las posibilidades de supervivencia sin secuelas.

→Masaje cardíaco interno (MCI) por una minitoracostomia:​ esta técnica consiste en practicar una incisión sobre el pecho, al cuarto espacio intercostal izquierdo, y en introducir allí un dispositivo que se despliega en el interior como un paraguas contra el pericardio; esto permite presionar directamente sobre el corazón, y además ciertos modelos poseen un desfibrilador interno; este sistema permite tener una mejor eficacia circulatoria, pero presenta riesgos de hemorragia y de infección.

En Europa esta práctica requiere que el paciente sea transportado solo a partir del momento en que la situación hemodinámica es más o menos estable (pulso presente con una presión arterial existente). La reanimación cardiopulmonar pues es perseguida en el mismo lugar hasta que falle (no logramos reanimar al paciente y este es declarado fallecido) o tenga éxito. Es el método dicho sobre el stay and play (‘quedarse y actuar’, es decir: practicar reanimación en el mismo lugar). Esto difiere con la práctica estadounidense, que preconiza el transporte lo más rápidamente posible hacia un centro especializado, cualquiera que sea el estado del paciente. Es el método del scoop and run (‘cargar en una camilla y correr’).

Esta diferencia se explica en parte por la ausencia de acción de otorgar carácter médico de los primeros auxilios, en dicho carácter los paramédicos, pueden hacer los prcedimientos requeridos en una sala de urgencia (intubado, colocación de una vía venosa y una administración de medicinas) sobre el protocolo.

Si muchos estudios científicos mostraron el interés del CCP por ser testigo de una breve desfibrilación (en los 8 minutos siguiendo al fallo del corazón) sobre el sobreviviente, el interés en la práctica del cuidado médico en el apuro es menos obvio con respecto al número de sobrevivientes.​

Situaciones especiales

Reanimación médica del recién nacido

La reanimación cardiopulmonar cerebral del recién nacido es un procedimiento programado y no improvisado, empleado en la sala de parto o la sala de neonatología adyacente. Se suele realizar con tres profesionales de la salud, uno asegura una vía umbilical, otro asegura un tubo endotraqueal y el tercero la preparación de medicamentos.

El catéter umbilical o catéter de Argyle radioopaco de 3,5 mm para la arteria umbilical, o 5 mm para la vena umbilical, tiene en la punta un orificio, mientras que los catéteres de lavaje o alimentación tienen el orificio a un lado del extremo del catéter, haciéndolo poco útil para la vía umbilical. El catéter de Argyle se inserta con ayuda de una radiografía para asegurar que quede insertado a 1 cm por encima del diafragma, basado en la tabla de Dunn. Se suele emplear unos 10 segundos para la correcta inserción del catéter previo a la radiografía.

El catéter traqueal o catéter de Portex, también radioopaco y sin balón de 3 mm o 2,5 mm para los neonatos más pequeños se inserta 1 cm pasada la glotis. A este se inserta una bolsa de reanimación o ambú transparente con válvula de presión sin exceder unos 30 cm de agua. A presiones más elevadas el ambú produce un murmullo que advierte de las presiones elevadas que ponen en riesgo el pulmón del recién nacido. Por la válvula de exhalación se expulsa el CO2 cuya válvula se suele insertar una manguera corrugada para mejorar la concentración de oxígeno en el ambú.

Las drogas utilizadas incluyen oxígeno que debe ser manejada con propiedad pues puede intoxicar la membrana lipídica neuronal. La adrenalina sin diluir es altamente tóxico por lo que solo se indica por vía subcutánea en pacientes alérgicos severos o con crisis de asma. Por vía endovenosa se diluye 1 cc con 9 cc de agua destilada y de esa dilución se indica 0,2 o 0,3 cc/kg cada dosis.

Si por cada tres latidos o compresiones se produce una respiración con la bolsa Ambú, el total por minuto es de 40 ventilaciones y 120 compresiones, más o menos los valores de frecuencia respiratoria y cardíaca de un recién nacido.

Factores a considerar en neonatos

Los que se manifiesten como previos al nacimiento, tales como:

  • Diabetes materna.
  • Embarazo postérmino.
  • Hipertensión gestacional o preeclampsia.
  • Hipertensión crónica.
  • Anemia fetal o isoinmunización.
  • Muerte neonatal o fetal previa.
  • Sangrado en el segundo o tercer trimestre.
  • Infección materna
  • Enfermedad cardíaca, renal, pulmonar.
  • Tiroidea o neurológica de la madre.
  • Polihidramnios.
  • Oligohidramnios.
  • Ruptura prematura de membranas.
  • Hidropesía fetal.
  • Embarazo múltiple.
  • Discrepancia entre tamaño y fechas.
  • Farmacoterapia, por ejemplo magnesio.
  • Agonistas adrenérgicos.
  • Abuso de sustancias materno.
  • Malformación o anomalías fetales.
  • Actividad fetal disminuida.
  • Sin atención prenatal.
  • Madre añosa.

Durante las labores de parto

  • Nacimiento por cesárea de emergencia
  • Nacimiento asistido con fórceps o ventosas
  • Presentación de nalgas u otra presentación anormal
  • Trabajo de parto prematuro
  • Trabajo de parto precipitado
  • Corioamnionitis
  • Ruptura de membranas prolongada (más de 18 horas antes del nacimiento).
  • Trabajo de parto prolongado (más de 24 horas).
  • Macrosomía
  • Patrones de frecuencia cardíaca fetal de categoría 2 o 3
  • Uso de anestesia general
  • Cambios en la frecuencia cardíaca fetal
  • Administración de narcóticos ala madre dentro de las 4 horas previas al nacimiento
  • Líquido amniótico teñido con meconio
  • Cordón prolapsado
  • Desprendimiento prematuro de placenta
  • Placenta previa
  • Hemorragia importante durante el nacimiento.

Reanimación médica de una mujer embarazada

RCP en una embarazada

En el caso de una mujer visiblemente embarazada, conviene elevar el costado o el glúteo derecho para mejorar el retorno de la sangre venosa, liberando la vena cava inferior del peso del feto y permitiendo que la sangre llegue al corazón.​ Es decir, debe estar en decúbito lateral izquierdo. Esto puede hacerse poniendo ropa doblada bajo el glúteo derecho. Solo se realiza esta técnica en embarazadas de más de 30 semanas de gestación.

Métodos obsoletos o discutidos

En el caso de que un médico se haga cargo de un paro cardiaco, se ha propuesto practicar una trombolisis sistémica: la presencia de un coágulo de sangre en las arterias es una de las principales causas de la parada cardíaca (infarto del miocardio y embolismo pulmonar); por otro lado, la parada cardíaca se acompaña de la formación de coágulos minúsculos en el cerebro (microtrombos cerebrales), que, evitando una buena oxigenación de ciertas partes del cerebro en el momento de las maniobras de reanimación y en caso de recuperación de un paro cardiaco, podría dejar secuelas de tipo neurológico. El fin de la fibrinolisis es destruir estos coágulos y mejorar las posibilidades de supervivencia sin secuelas.

Este tratamiento no tiene la aprobación de todos, debido a los riesgos de hemorragia (el trombo evita la coagulación de la sangre), particularmente, en el momento de las compresiones torácicas, puede producirse fracturas de las costillas que pueden provocar hemorragias; la trombólisis está contraindicada en ciertas situaciones como la disección de la aorta (fisura de la arteria aorta) o un accidente vascular cerebral hemorrágico como la ruptura de un aneurisma.

Riesgo de la práctica de RCP in corpore sanum

Es importante dejar claridad sobre un aspecto que, quizás por lo obvio, no ha sido abordado: durante los entrenamientos o capacitaciones, las prácticas de reanimación cardiopulmonar no se deben realizar en personas sanas (ya sean alumnos o aprendices contratados) sino en los conocidos simuladores especialmente diseñados para tal efecto. Existe un relativo nivel de riesgo en la práctica de RCP sobre no pacientes (es decir, alguien que no presenta signos y síntomas de parada cardiaca). La maniobra de RCP representa riesgos mecánicos, biológicos y funcionales, como traumas, infecciones y alteraciones. Solo es aceptable la exposición a estos riesgos, tras evaluar la relación: costo/beneficio. Así que es inaceptable exponer a un aprendiz en prácticas de RCP cuando existen recursos eficientes, apropiados y al alcance de todos, como los simuladores y métodos de barrera para la RCP.

Bibliografía

  • Artículo en la revista Circulation, volumen 122, n.º 18; suplemento 3; 2 de noviembre de 2010.
  • Stiell, Ian: New England Journal of Medicine, del 12 de agosto de 2004.
  • «Soporte vital básico», artículo en el sitio web Reanimando a Chile.
  • Pérez Vigueras, J. et al. (2015) Reanimación cardiopulmonar básica y manejo del desfibrilador. ISBN 978-1518751837

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