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Bañera

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Una bañera empotrada.
Bañera antigua de hierro fundido

Una bañera, bañadera o tina es un recipiente que sirve para bañarse y quitarse la suciedad.​ Puede aceptar como sinónimos: artesa, barreño e incluso cubeta.​ Su etimología deriva de baño, del latín balneum, con el mismo significado, y a su vez del griego antiguo βαλανεῖον (balaneion, baño público).​

Pieza básica de los aparatos sanitarios de los cuartos de baño, las bañeras modernas más económicas se fabrican en fibra de vidrio o acrílica; también las hay en porcelana, loza, acero, hierro fundido y madera (tradicionales en Japón).

Históricamente rectangulares, tras la aparición de las bañeras acrílicas, pueden tener otras formas. Si bien las primeras bañeras industriales eran objetos libres e independientes, con patas o, incluso, ruedas, los modernos recipientes suelen estar empotrados en espacios aislados con vitrinas correderas (con el complemento de una ducha) o en el propio suelo del cuarto de baño, imitando las pequeñas piscinas o pilas de la antigüedad.

Alfred Stevens: El baño (1867). Museo de Orsay

Origen y evolución histórica de la bañera

La cualidad diferencial de la bañera respecto a otras formas de higiene y relajación es su carácter privado.​ A pesar de la escasez y dificultad interpretativa de fuentes y referencias sobre la bañera en el mundo antiguo, la relativa abundancia de restos arqueológicos e iconografía artística, permiten especular que fue un objeto de uso tanto en el lejano y medio oriente como en la Grecia clásica.

Ejemplo arqueológico emblemático de la mayor y más antigua bañera de carácter no privado es el "Gran Baño de Mohenjo Daro", una especie de piscina municipal, con escaleras que bajaban hasta el agua.​ Las bañeras individuales más antiguas se datan en Babilonia hacia el 1800 a. C.

En Europa, las excavaciones en los palacios micénicos revelan estancias reconocibles como 'cuartos de baño', información que concuerda con las escenas relatadas en los poemas homéricos, donde los héroes, antes de comer, toman un baño en una bañera mientras un sirviente rocía su espalda con agua calentada en una jofaina puesta sobre una trébede.​ Antes del periodo helenístico las instalaciones se limitan a una pila circular con un pie elevado que sólo permite abluciones rituales; a partir del siglo IV a. C. aparece el loutron, pieza destinada al baño. En los gimnasios, además de las piscinas y baños públicos tradicionales, se instalan estufas para la sudación y bañeras de interior en la parte superior de las instalaciones. En las ricas casas helenísticas de la ciudad de Olinto, todas ellas muestran una pieza con una bañera y una pared termógena (si bien se trata de un caso aislado de lujo).​

Tras la insalubre "noche medieval", que en el aspecto concreto de la higiene personal se extendió hasta el siglo XIX,​ aparecen en el Occidente del siglo de las luces modelos precursores de las bañeras modernas. No obstante, su uso no se extenderá hasta bien avanzado dicho siglo con la aparición del tub (bañera) a la inglesa y las primeras bañeras móviles de hierro denominadas como tales.​ El desarrollo de la sociedad industrial, los inventos y avances en el campo de la fontanería,​ y la conciencia despertada por descubrimientos médico-científicos como los de Pasteur en esa segunda mitad del siglo XIX,​ convirtieron un objeto antes exótico en un artículo de consumo necesario, casi vital, de la civilización occidental.​

El proceso para esmaltar bañeras de hierro fundido inventado por el escocés David Dunbar Buick,​ supondrá el empujón definitivo para la popularización de la bañera entre las clases ricas de los países de la cultura occidental.

Bañeras históricas
Bañera-sarcófago en pórfido del emperador Maximiano, convertida en pila bautismal en el Duomo de Milan.
Bañera de la emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo, conservada en el Castillo de Belmonte (Cuenca).

Bañeras famosas

  • La bañera más famosa de la antigüedad fue la del sabio Arquímedes. Anécdota, leyenda o realidad, lo cierto es que algún tipo de recipiente (fuera tina, barreño o bañera) resultó ser clave para descubrir y enunciar la 'ley' física conocida como principio de Arquímedes.
  • Cuenta Plinio,​ que Popea, esposa de Nerón, llevaba en su comitiva quinientas burras nodrizas para bañarse en su leche, es de suponer que también llevaba una bañera. En este capítulo de belleza también podría incluirse la bañera de la reina egipcia Cleopatra VII (con el mismo contenido), y la de Paulina Bonaparte, hermana de Napoleón.​
  • Tristemente famosa sería la bañera de Marat, en la que el estadista de la revolución francesa se sumergía durante largas horas para aplacar una enfermedad de la piel, y en la que murió apuñalado por la joven Charlotte Corday. Así lo describe Alphonse de Lamartine en el libro 44 de su Historia de los girondinos: Marat, cubierto en su bañera por un paño sucio y manchado de tinta, no tenía fuera del agua más que la cabeza, los hombros, la cumbre del busto y el brazo derecho.​
    Jacques-Louis David: La muerte de Marat (1793)
  • Igualmente triste y trágica sería la bañera de un piso del barrio parisino del Marais, en la que fue encontrado sin vida el músico Jim Morrison en 1971.
  • El genio de Alfred Hitchcock inmortalizó cinematográficamente la bañera en la recurrente escena de Psicosis: "...tras llorar en su habitación, Marion entra en el cuarto de baño y se desnuda para darse una ducha. Ya de pie en la bañera, y con el agua corriendo, no oye que alguien abre la puerta del baño. Inesperadamente se corre la cortina y Marion apenas alcanzará a ver la sombra de una mujer mayor que esgrime un gran cuchillo de cocina. Marion grita, mientras la mujer clava varias veces el cuchillo en su cuerpo mojado. La mujer se retira del baño y deja a Marion muerta, quien rasga la cortina de la ducha y cae sobre el borde de la bañera. La ducha seguirá corriendo y arrastrando la sangre de Marion hacia el sumidero. Un primer plano muestra su ojo, mientras la cámara se aleja girando sobre sí misma..."​

Venus en la bañera

La morbosidad latente en infinitos ejemplos de la Historia de la Pintura Occidental ha dejado interesante documentación iconográfica sobre las bañeras desde los primitivos flamencos hasta el umbral del siglo XXI (con series de la higiene femenina como las pintadas por Degas.​ Un tema bíblico (Betsabé y el origen del 'voyeurismo'),​ le sirvió al maestro brujense de origen alemán Hans Memling, para dejar noticia de un curioso modelo de bañera-mueble:

Véase también

Antes de la bañera

Después de la bañera

Bibliografía

  • Vial, Claude (1983). Léxico de antigüedades griegas. Madrid: Taurus Ediciones. ISBN 84-306-5705-3. 
  • VV.AA. (2001). Historia de la vida privada (tomo IV). Madrid: Santillana S.A. ISBN 84-306-0404-9. 

Enlaces externos



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