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Rinitis
Rinitis | ||
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Polen, una causa de rinitis.
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Especialidad |
rinología alergología |
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La rinitis es una inflamación del revestimiento mucoso de la nariz, caracterizada clínicamente por uno o más síntomas: rinorrea, estornudo, prurito (picor) nasal, congestión nasal y drenaje (secreción) postnasal.
Clasificación
Según su evolución
- Rinitis aguda o coriza (coloquialmente catarro nasal, resfriado nasal o romadizo): la que dura menos de seis meses.
- Rinitis crónica: la que se mantiene durante más de 6 meses de evolución.
Según su etiología
Según su causa hay tres grandes tipos:
- Rinitis alérgica: se subclasifica en estacional o perenne. Y según el tipo de glóbulos blancos alterados, puede ser: eosinófila, neutrófila o mastocitaria.
- Rinitis no alérgica: este grupo incluye:
- - rinitis infecciosa, por virus o bacterias.
- - rinitis vasomotora, causada principalmente por uso de medicamentos vasoconstrictores nasales.
- - rinitis medicamentosa, por uso de antidepresivos, vitamina A y progesterona.
- - rinitis hormonal, consecuencia de hipertiroidismo o embarazo.
- - rinitis hipertrófica, asociada a sinusitis polipoidea.
- - rinitis atrófica u ocena.
- - rinitis física, causada por frío o humedad en el ambiente.
- - rinitis mecánica, generada por vegetaciones, tabique desviado, tumores o cuerpos extraños.
- Rinitis atrófica: la rinitis atrófica es causada por la reducción de los cornetes inferiores, provocando una inflamación en la mucosa debido al paso del aire, ya que los cornetes inferiores sirven para humedecer, filtrar y sentir el paso del aire por la nariz.
Cuadro clínico
Los síntomas usuales son picor nasal, producción de moco acuoso y líquido además de estornudos frecuentes. Si el médico explora el interior de las fosas nasales podrá observar que la mucosa de los cornetes está enrojecida, inflamada o con una coloración violácea muy característica. La inflamación produce enrojecimiento en la garganta.
El paciente suele presentar, además, los ojos congestionados, que escuecen y lagrimean con profusión. Puesto que toda la mucosa de la nariz está congestionada, el paciente no puede respirar libremente y con facilidad, por lo que no es de extrañar que la mucosa de los senos maxilares y frontales esté también congestionada. Ello podrá favorecer las sinusitis, afecciones muy habituales en estos pacientes, que les provocan frecuentes dolores de cabeza, malestar general y, dependiendo de la persona, cambios de carácter e irritabilidad.
La rinitis alérgica se manifiesta también con estornudos frecuentes, flujo nasal transparente acuoso y lagrimeo constante. Todos estos síntomas aparecen sobre todo en las mañanas, lo que hace que disminuyan las actividades diarias de las personas, provocando malestares, comúnmente confundidos con un resfriado simple, aunque se diferencia de un resfriado porque este viene acompañado de fiebre y temperaturas y no va más allá de una o dos semanas. Las alergias y la fiebre del heno a menudo son hereditarias. Si ambos padres sufren de esto, usted también es propenso a padecerlas. La probabilidad es mayor si es la madre quien tiene las alergias. De igual manera, es posible un contagio entre pacientes terceros que la padecen. Para estos casos, la especialista nos aconseja a consultar con un médico ante eventuales dudas. Con la ayuda de un examen físico y de laboratorio se podrá diagnosticar ambas enfermedades. Una rinitis alérgica no tratada hace más probable el contagio, especialmente por el contacto constante de las manos con las mucosas oculares y nasales, por eso en primavera los pacientes con alergia estacional deben realizar un control de sus síntomas.
Tratamiento
El tratamiento de elección se establece en función de la etiología de la enfermedad:
- En las rinitis inducidas por fármacos, especialmente en tratamientos antihipertensivos, es preciso cambiar la medicación. La rinitis medicamentosa puede estar superpuesta o agravar a otra rinitis. El tratamiento debe iniciarse con corticoides. En la rinitis no alérgica, el tratamiento debe ir dirigido a la causa, si la etiología es evidente, y asociarse a un tratamiento sintomático. Para la obstrucción nasal el tratamiento de elección lo constituyen los corticoides nasales, siendo a veces necesario asociarlos en periodos cortos de 3 a 7 días a descongestionantes nasales tópicos u orales, así como el uso de antisépticos nasales.
- En las rinitis atróficas se aconseja lavados nasales y aplicación tópica de lubricantes. Además, se debe determinar si el paciente toma alguna medicación que pueda causar sequedad de mucosas.
- Las rinitis hormonales requieren el tratamiento de la patología causante. En los casos en que hay pólipos nasales el tratamiento es con corticoides tópicos y en episodio cortos corticoides sistémicos. En caso de mala evolución está indicado el tratamiento quirúrgico, seguido de corticoides tópicos.
- En rinitis nasales asociadas en ocasiones a un episodio corto de corticoides orales. En la rinitis vasomotora el tratamiento de elección son los corticoides tópicos, siendo a veces necesario valorar la utilización en periodos cortos de descongestionantes nasales, de tres a cinco días, o de bromuro de ipratropio en caso de rinorrea no controlada.
En todos los casos de rinitis las guías clínicas recomiendan el empleo de lavados nasales, tanto en población pediátrica como adulta, para un mejor control de síntomas y como terapia adyuvante a otros medicamentos, posicionándose en las rinitis crónicas como tratamiento de primera elección.
Por otro lado, la inmunoterapia sublingual ha demostrado ser un tratamiento efectivo en niños con rinitis y asma causadas por sensibilización a alérgenos estacionales (como la alergia al polen) y actualmente su uso en varios países europeos supera al de la inmunoterapia subcutánea clásica. En el caso de las sensibilizaciones provocadas por alérgenos perennes (que se manifiestan durante todo el año, tales como la alergia a los ácaros del polvo, pelo de animales, etcétera), las pruebas científicas no son concluyentes, y se precisan más estudios para demostrar la eficacia de la inmunoterapia sublingual.
La inmunoterapia con alérgenos, administrada tanto por vía subcutánea como por vía sublingual, está absolutamente contraindicada en niños menores de dos años, personas con asma incontrolada o mal controlada, pacientes con enfermedades autoinmunes activas y enfermos de SIDA. Asimismo, está absolutamente contraindicado su inicio durante el embarazo, pero podría continuarse un tratamiento preexistente bien tolerado, con precaución y bajo supervisión médica. En niños con edades comprendidas entre los dos y los cinco años, la inmunoterapia con alérgenos solo está indicada en casos concretos.
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