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Psicopatía

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Psicopatía
Especialidad Psiquiatría
Sinónimos
Personalidad psicopática

La psicopatía o personalidad psicopática es un trastorno de la personalidad.

Históricamente, se ha tratado de encuadrar el concepto de psicopatía a un conjunto de características psicológicas y de comportamiento arquetípicas, universales a todas las personas afectadas, y aún hoy en día se da el reduccionismo de considerar como psicopatía sólo a los casos en que se presenta, como elementos antonomásicos del concepto, la falta de afecto, remordimientos o empatía, sumado al uso malicioso de la seducción, manipulación y utilización de otras personas para sus propósitos personales, amén de signos secundarios como el narcisismo o la alta capacidad intelectual.​​ No obstante, los estudios más recientes llevan a relativizar esta concepción estrecha, a fin de no confundir síntomas o signos de otras enfermedades o trastornos mentales, y de considerar también elementos ambientales que pudieran determinar una mayor o menor posibilidad de desarrollar caracteres psicopáticos.​​

A menudo, la psicopatía es confundida con la sociopatía, que también es un trastorno de personalidad antisocial. Sin embargo, se diferencian porque, a menudo, en la primera se atiende a factores internos, principalmente genéticos, mientras que en la segunda se identifica con factores externos, principalmente ambientales o sociales; también, en la menor capacidad de control de actos del sociópata, en comparación a la mayor destreza del psicópata.​​

Características generales del psicópata

A diferencia de la mayoría de trastornos psicológicos, no existe un comportamiento único definido en una persona a partir del cual se pueda distinguir de forma inequívoca a un psicópata. Pese a que en sentido legal puede ser útil o necesaria la existencia de una referencia exacta con la que decir si una persona es psicópata o no, no hay evidencia científica para decir quién es psicópata y quién no. En otras palabras, un psicópata está mejor definido como una persona que es «más o menos psicopática».​ Contrario a la cultura popular e incluso contrario a una parte importante de profesionales del sector (ver Exageración y mitificación popular), un estudio científico reveló en el año 2004​ y luego respaldado por los resultados de otro estudio en el año 2006,​ que es poco aceptado pensar en las personas como "psicópata o no psicópata", así como pensar que dos psicópatas tienen el mismo tipo de psicopatía o características psicopáticas, el mismo comportamiento, etc. En este artículo se utiliza el término psicópata entendiendo el término según esta definición.

Hay varios comportamientos y características que son «relativamente comunes» entre los psicópatas. Las personas con trastorno psicopático, o psicópatas, suelen estar caracterizadas por tener un «marcado comportamiento antisocial, una empatía y unos remordimientos reducidos, y un carácter más bien desinhibido».​ Este carácter psicopático puede hallarse en diferentes dimensiones de la personalidad, y en diferentes combinaciones en el conjunto de la población. La definición exacta de la psicopatía ha ido variando sustancialmente a lo largo de los años y sigue siendo una materia bajo investigación. Algunas definiciones que continúan siendo usadas en la actualidad son parcialmente complementarias y a veces hasta contradictorias.

Los psicópatas tienden a crear códigos propios de comportamiento, por lo cual solamente sienten culpa al infringir sus propios reglamentos y no los códigos sociales comunes. Sin embargo, estas personas sí tienen conocimiento de los usos sociales, por lo que su comportamiento es adaptativo y pasa inadvertido para la mayoría de las personas.​​

Exageración y mitificación popular

Debido a que se trata actualmente de una materia bajo investigación y que no se ha empezado a conocer mejor hasta que no se han realizado estudios serios (aproximadamente a partir del año 2000 en adelante), es un tipo de personalidad habitualmente mitificada y mal entendida en la sociedad. De este modo, a través de películas y de la prensa popular (en algunos casos incluso prensa especializada en psicología), se ha transmitido una imagen exagerada o directamente errónea.​

Un mito muy extendido es que los psicópatas no pueden o no sienten emociones. Tal como se ha explicado en la definición científica de la psicopatía, no se puede considerar a todos los psicópatas por igual. Hay psicópatas que pueden sentir perfectamente el espectro normal de emociones humanas y hay otros que no. Gracias a la nueva tecnología IRMf, se han realizado recientemente estudios que revelan que los psicópatas que tienen déficits emocionales, los tienen en todas las emociones.​​

Las personas generalmente asocian el término psicópata con la violencia y viceversa. Sin embargo, la psicopatía existe tanto en el mundo criminal como en el mundo civilizado, y muchos psicópatas no tienen ningún historial de violencia.​ Esto no significa que no haya psicópatas con tendencia a la violencia, pero lo contrario (que todos los psicópatas sean violentos) es igualmente falso.

Características clínicas de la psicopatía

Para Hellman y Blackman (1966), uno de los signos característicos a edades tempranas de rasgos psicopáticos y/o antisociales, se podrían reducir a una tríada caracterizada por enuresis, maltrato animal, y piromanía.​ Sin embargo, en los manuales del DSM-IV, se ha puesto énfasis en que los rasgos antisociales pueden desvanecerse con la edad, en especial en aquellos sujetos con psicopatía.​ Con el tiempo han aparecido sistemas de clasificación más complejos basados en descripciones, estudios y tests de Robert Hare y de Hervey Cleckley. Independientemente de las características que cada uno de los dos anteriores menciona en sus estudios, hay un consenso general acerca de ciertas características evidentes y comunes en los psicópatas, como por ejemplo: Su falta total (o muy elevada) de empatía, culpa, o remordimiento. Su tendencia a "cosificar" a las personas u otros seres vivos que le rodean, y su continua violación de los derechos y normas sociales, ya sea respecto de un individuo o de la sociedad. Algunas de las características que suelen poseer las personalidades psicópatas son el victimismo y la manipulación.

Características según Cleckley

El trastorno psicopático produce una conducta anormalmente agresiva y gravemente irresponsable, que según el doctor Hervey Cleckley determinan una serie de características clínicas, descritas en su libro The Mask of Sanity: An Attempt to Clarify Some Issues About the So-Called Psychopathic Personality, donde se incluye que estas personalidades tienen:

  • Encanto superficial e inteligencia.
  • Ausencia de delirios u otros signos de pensamiento no racional.
  • Ausencia de nerviosismo o manifestaciones psiconeuróticas.
  • Escasa fiabilidad.
  • Falsedad o falta de sinceridad.
  • Falta de remordimiento y vergüenza.
  • Conducta antisocial sin un motivo que la justifique.
  • Juicio deficiente y dificultad para aprender de la experiencia.
  • Egocentrismo patológico y carencia de empatía.
  • Pobreza generalizada en las principales relaciones afectivas.
  • Pérdida específica de intuición.
  • Insensibilidad en las relaciones interpersonales generales.
  • Conducta extravagante y desagradable bajo los efectos del alcohol y, a veces, sin él.
  • Amenazas de suicidio raramente consumadas.
  • Incapacidad para seguir cualquier plan de vida.

Características según Hare

Para el doctor Robert Hare, investigador sobre psicología criminal, los criterios que definen a la personalidad psicopática pueden evaluarse mediante una lista de veinte características denominadas Psychopathy Checklist (PCL). Estas descripciones tuvieron como base el trabajo de Cleckley para definir la psicopatía a través de una serie de síntomas interpersonales, afectivos, y conductuales. Los síntomas que exhiben los psicópatas son, según Hare:

  • Gran capacidad verbal y un encanto superficial.
  • Autoestima exagerada.
  • Constante necesidad de obtener estímulos, y tendencia al aburrimiento.
  • Tendencia a mentir de forma patológica.
  • Comportamiento malicioso y manipulador.
  • Carencia de culpa o de cualquier tipo de remordimiento.
  • Afectividad frívola, con una respuesta emocional superficial.
  • Carencia de empatía. Crueldad e insensibilidad.
  • Estilo de vida parasitario.
  • Falta de control sobre la conducta.
  • Vida sexual promiscua.
  • Historial de problemas de conducta desde la niñez.
  • Falta de metas realistas a largo plazo.
  • Actitud impulsiva.
  • Comportamiento irresponsable.
  • Incapacidad patológica para aceptar responsabilidad sobre sus propios actos.
  • Historial de muchos matrimonios de corta duración.
  • Tendencia hacia la delincuencia juvenil.
  • Revocación de la libertad condicional.
  • Versatilidad para la acción criminal.

Robert Hare estima que el 1 % de la población es psicópata.​ Otras estimaciones incluso llegarían al 6 %.[cita requerida]

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), su prevalencia está entre el 0.2 % y el 3.3 %.

Posibles causas que dan origen a las personalidades psicópatas

No existe evidencia real sobre las posibles causas del trastorno de personalidad antisocial; sin embargo, se cree que factores genéticos y ambientales, como el maltrato infantil o el abuso infantil, contribuyen a su desarrollo. Las personas de padres antisociales o alcohólicos corren mayor riesgo. Las prisiones contribuyen en mucho a desarrollar esta afección en las personas.

Las personas que tienen por costumbre maltratar a los animales durante la infancia suelen estar ligadas al desarrollo de la personalidad antisocial.

También se cree que este trastorno en ocasiones puede tener su origen en daños cerebrales en el lóbulo frontal.[1]

Tipos de relaciones que establecen los psicópatas

A pesar de que los psicópatas no conciben al resto como personas, sí establecen relaciones y vínculos, que suelen ser de tres tipos:

  • Asociativos: cuando un psicópata entra en contacto con otro u otros para obtener un objetivo común (también se suele denominar alianza). Dado que los integrantes del vínculo son narcisistas y ególatras, el apego solamente está justificado por el utilitarismo de tener un propósito común.
  • Tangenciales: cuando el psicópata encuentra una víctima ocasional en un encuentro puntual, donde utiliza sus tácticas coercitivas de forma temporal.
  • Complementarios: determinan una relación de doble vía, que habitualmente ocurre con un neurótico (este suele ser manipulado por el psicópata en una mal denominada "simbiosis"), en este caso la persona psicópata suele aprovecharse de la situación en los neuróticos culpógenos, neuróticos víctimas los cuales tienen un duelo casi perenne ya que no pueden sustituir al objeto perdido, es decir que se sienten culpables de algo con deseos (siempre inconscientes) de autodestrucción sintomáticos, muchas veces en una depresión con sentimientos de culpa que es aprovechada por cualquier psicópata generador de culpa o psicópata culpógeno.​​

Psicopatía y seducción

La seducción es la base que permite el acto psicopático y se produce mediante una transferencia bidireccional donde la propuesta del psicópata encuentra eco en las apetencias del otro, dado que una característica fundamental de la personalidad psicopática es la habilidad para captar las necesidades del otro. Este mecanismo se articula cuando el psicópata convence al otro de que él le es infinitamente necesario para suplir necesidades irracionales que este no puede detallar.[cita requerida]

En la seducción el psicópata necesita que el otro esté de acuerdo, para lo cual usa la persuasión y el encanto, por lo que es bidireccional; hay un consentimiento por parte de la otra persona, a diferencia de lo que ocurre en las relaciones tangenciales donde el psicópata actúa unidireccionalmente mediante la violencia, que constituye una agresión desde una posición de poder. Aquella bidireccionalidad podría ser debida a que la mayoría de psicópatas son conscientes de las consecuencias judiciales de sus actos.[cita requerida]

Psicopatía en la historia

El tema de la psicopatía estuvo presente en la historia desde la antigüedad, aunque la conceptualización es más reciente, pero ya en Babilonia aparece la preocupación por las personalidades anormales, que se separan conductualmente del resto pero que no cabían en las categorías de cuerdo o loco.

Al principio, sonríe y saluda a todo el que encuentra a su paso, niega ser tirano, promete muchas cosas en público y en privado, libra de deudas y reparte tierras al pueblo y a los que le rodean, y se finge benévolo y manso para con todos [...] Suscita algunas guerras para que el pueblo tenga necesidad de conductor [...] Y para que, pagando impuestos, se hagan pobres y, por verse forzados a dedicarse a sus necesidades cotidianas, conspiren menos contra él [...] Y también para que, si sospecha de algunos que tienen temple de libertad y no han de dejarle mandar, tenga un pretexto para acabar con ellos entregándoles a los enemigos [...] ¿Y no sucede que algunos de los que han ayudado a encumbrarle y cuentan con influencia se atreven a enfrentarse ya con él, ya entre sí [...] censurando las cosas que ocurren, por lo menos aquellos que son más valerosos? [...] Y así el tirano, si es que ha de gobernar, tiene que quitar de en medio a todos estos hasta que no deje persona alguna de provecho ni entre los amigos ni entre los enemigos.
Platón, Politeia, 562a-570c.

Pinel (1745-1826) precisó en 1801 que se trataría de una forma de manía, sin déficit en las facultades cognitivas, pero con un grave daño en la capacidad afectiva, lo que constituye una de las características descriptivas del psicópata.

En 1835, James Cowles Prichard definió la "locura moral", una forma de perturbación mental en que no parece haber una lesión en el funcionamiento intelectual, y cuya patología se manifiesta en el ámbito de los sentimientos, el temperamento, o los hábitos.

Este psiquiatra inglés explica que en casos de esta naturaleza, los principios morales o activos de la mente están extrañamente pervertidos o dañados, no hay un poder de autogobierno, y el individuo es incapaz de conducirse con decencia y propiedad en los diferentes aspectos de la vida.

El psiquiatra polaco Andrzej M. Łobaczewski ha estudiado cómo los psicópatas influyen en el avance de la injusticia social, y sobre cómo se abren paso hacia el poder, cuya culminación política es lo que ha venido a denominar patocracia. Lobaczewski es el inventor de la ponerología, el estudio interdisciplinario de las causas de períodos de injusticia social, donde el psicópata es un factor clave.

La patocracia es una enfermedad de grandes movimientos sociales seguidos por sociedades enteras, así como naciones e imperios. Durante el transcurso de la historia de la humanidad, ha afectado a movimientos sociales, políticos y religiosos, al igual que a las ideologías que la acompañan… Y los ha convertido en caricaturas de ellos mismos… Esto ocurrió como resultado de… la participación de agentes patológicos en un proceso patodinámico similar. Esto explica por qué todas las patocracias del mundo son, o han sido, tan similares en sus propiedades esenciales.
Lobaczewski, Andzrej M. Ponerología política: una ciencia de la naturaleza del mal, ajustada a propósitos políticos

Psicopatía y psicoanálisis

Según los principales exponentes de la teoría psicoanalítica, la persona psicópata lo es porque carece de superyó o, en todo caso, si poseyera un superyó, el superyó que habría internalizado en su más temprana infancia, es también psicopático o directamente sociópata. El psicoanálisis de cuño lacaniano parece llegar a sugerir que (si no siempre, muchas veces), una personalidad psicópata es un tipo de trastorno límite de la personalidad en la cual el sujeto psicópata puede estar fuera del clivaje de La Ley, aunque sus conductas actuadoras y manipuladoras pudieran ser parte de un sinthome.

Neurología y psicopatía

Actualmente se ha desarrollado un escáner que lee la zona del cerebro que contiene nuestras intenciones, antes de realizarlas, y se baraja la posibilidad de usarla en un futuro para descubrir nuevos casos de psicopatías. Este escáner o tomografía por emisión de positrones (PET en sus siglas en inglés), permite leer la actividad del cerebro ante determinados estímulos.

Los niños con rasgos psicópatas mostraron respuestas anormales dentro de la corteza prefrontal ventromedial (área de Brodmann) durante errores de retracción castigados, en comparación con niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad y con los niños que no padecen ninguna de las anteriores (niños sin discapacidad). De acuerdo a nuestro conocimiento, este estudio proporciona la primera evidencia de la sensibilidad de la corteza prefrontal ventromedial anormal en niños con rasgos psicópatas, y demuestra que esta disfunción no es atribuible al trastorno de déficit de atención comorbido/hiperactividad. Estos resultados sugieren que los daños en el aprendizaje de retractación en pacientes con rasgos psicopáticos de desarrollo están relacionados con el procesamiento anormal de la información de refuerzo​

Los psicópatas muestran menos actividad en áreas del cerebro relacionadas con la evaluación de las emociones vinculadas a las expresiones faciales, según señala el estudio publicado en el British Journal of Psychiatry. En particular, son menos receptivos a los rostros que expresaban temor, que las personas que no sufren trastornos ni comportamientos anormales. Según los expertos, esto puede explicar –al menos parcialmente– la conducta psicópata.​

Murphy, Michael Craig, y Marco Catani, del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, encontraron en agosto de 2009 que los psicópatas tienen conexiones defectuosas entre la parte del cerebro que lidia con las emociones, y la que maneja los impulsos y la toma de decisiones.​

Según el experto Hugo Marietán,​ un psicópata no debe considerarse un enfermo, sino un ser anormal con una estructura mental diferente a la norma del resto de la sociedad, e incapaz de adaptar su conducta.

Psicopatía y violencia doméstica

En el campo de la violencia doméstica, específicamente, es posible establecer una relación entre este tipo de violencia y la psicopatía, lo que influye directamente en las formas de tratamiento y reinserción social de los agresores, estén o no encarcelados.

En la década de 90, el psicólogo Robert D. Hare desarrolló una investigación utilizando un instrumento creado por él llamado Psycopathy Checklist (PCL-R), en el que lo aplicó a un grupo de hombres que participaban, voluntariamente o por orden judicial, en programas de tratamiento para agresores de esposas.

La creación de un método preciso era necesaria debido a la dificultad de identificación de los sujetos con psicopatía, considerando que se trata de un trastorno poco evidente en la mayoría de los casos, en los que los sujetos presentan conductas consideradas socialmente normales.

Al final de la investigación, los resultados mostraron que el 25% de los participantes eran psicópatas, lo que le hizo creer que el porcentaje era probablemente similar al de los demás agresores, que no estaban en tratamiento.​

Tratamiento del psicópata

Son difíciles de tratar debido a su personalidad y a la gran capacidad de manipulación que poseen, además de que su motivación es escasa. Las diferentes investigaciones han demostrado que el tratamiento es más eficaz cuando se trata de jóvenes que aún no han desarrollado de forma sólida la personalidad psicopática, especialmente si son psicópatas secundarios en vez de primarios.

Actualmente, existen programas de tratamiento de delincuentes juveniles con una puntuación alta en psicopatía que presentan resultados favorables. El tratamiento farmacológico se centra en un síntoma concreto (litio si el sujeto es muy agresivo) y el único fin es que los sujetos sean más dóciles en la terapia, es decir, es algo temporal.

La terapia conductual demuestra que responden mejor al refuerzo positivo (especialmente si es monetario), que al negativo.

La terapia familiar e interpersonal se centra en las relaciones con los demás. Los estilos educativos con un uso excesivo del castigo pueden provocar síntomas predecesores de la psicopatía. López Romero, autor de esta teoría añade que la investigación se vea influenciada por la herencia de los padres y que el uso excesivo del castigo se puede deber a una necesidad de los padres de imponer su autoridad debido al comportamiento del hijo.

Tras analizar las diferentes investigaciones, se puede argumentar que se produce una mejora tras la intervención cuando:

  1. Los sujetos son menores de 30.
  2. La eficacia disminuye conforme aumenta la edad del sujeto.
  3. El tratamiento se prolonga en el tiempo.
  4. Los sujetos son delincuentes.
  5. La puntuación en psicopatía es baja.
  6. La aplicación se realizaba en contextos penitenciarios y residenciales.

Aun así, los estudios son escasos, por lo que las conclusiones no son claras.[cita requerida]

Véase también

Bibliografía

  1. Garrido Genovés, V. (2002). El tratamiento del psicópata. Psicothema, 14(Suplemento), 181-189. Recuperado a partir de https://reunido.uniovi.es/index.php/PST/article/view/7976
  2. Halty, Lucía, & Prieto-Ursúa, María (2015). PSICOPATÍA INFANTO-JUVENIL: EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO. Papeles del Psicólogo, 36(2),117-124.[fecha de Consulta 27 de febrero de 2021]. ISSN: 0214-7823. Disponible en:https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=778/77839628005
  3. Redondo, S., & Genovés, V. G. (2013). Principios de criminología. Tirant lo Blanch.
  4. López, Sebastián (2013). Revisión de la psicopatía: Pasado, presente y futuro. Revista Puertorriqueña de Psicología Asociación de Psicología de Puerto Rico, Vol. 24, Núm 2, pp. 1-16.

Enlaces externos


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