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Melorreostosis

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Melorreostosis
Meloreostosi arto superiore sinistro.jpg
Radiografía donde se observa la imagen clásica de la melorreostosis, una hiperostosis irregular con aspecto de cera derretida y limitada en ese caso, al miembro superior derecho ( Vyskocil et Al.)]]
Especialidad reumatología

La melorreostosis, también llamada enfermedad de Leri, osteopatía hiperostósica y osteítis eburnizante monomiélica​ es una forma de hiperostosis benigna, poco frecuente y no hereditaria.​ Se puede incluir dentro de las displasias óseas esclerosantes, grupo del que también forman parte la enfermedad de Camurati-Engelmann, la displasia craneometafisaria, la osteopetrosis (enfermedad de Albers-Schönberg), la picnodiostosis, la osteopoiquilosis y la osteopatía striata.​

El término melorreostosis proviene de los sufijos griegos melos (miembros), rhein (fluido/flujo) y osteon (hueso)​ ya que esta dolencia se caracteriza por la presencia de un engrosamiento de la cortical ósea resultado de una hiperostosis de aspecto irregular que parece fluir a lo largo de la longitud del hueso.​ En ocasiones los tejidos blandos que rodean la lesión ósea pueden verse igualmente afectados.​

Etiología

La etiología sigue siendo desconocida. En 1979, Murray y McCredie sugirieron que el crecimiento excesivo de hueso podía deberse a una alteración embriológica de la inervación sensitiva de un esclerotomo.​ Otros autores han considerado como posibles causas procesos inflamatorios o infecciosos, vasculopatías, neuropatías y endocrinopatías.​ Algunos estudios señalan la mutación de algunos genes somáticos como posible causa de la dolencia,​ concretamente una pérdida de la función del gen LEMD3 (12q12-12q14.3). Esta alteración genética ha sido detectada en pacientes que presentan melorresotosis asociada con osteopoiquilosis o síndrome de Buschke-Ollendorff, sin embargo, esta mutación nunca ha sido encontrada en casos aislados de melorresotosis.​

Historia de la enfermedad

La melorreostosis fue descrita por primera vez en 1922 por Léri y Joanny como “hyperostose en coulée” (hiperostosis en flujo) debido al aspecto que adquieren los huesos, parecido al de la cera fundida que se desliza.​ Desde esta primera publicación, se han registrado unos 400 casos de esta patología en la literatura médica.​

Sintomatología

La melorreostosis puede ser asintomática. Cuando existen síntomas, los más frecuente son dolor y rigidez.​ Además también pueden presentarse limitación en el rango de movimientos de la extremidad,​ asimetría en la longitud de los miembros cuando se presenta en sujetos en crecimiento​ y calcificación de los tejidos adyacentes a la lesión.​ En algunos casos se observan cambios escleróticos confinados en una extremidad y una alteración del contorno normal del hueso afectado.​ Pueden aparecer también alteraciones de la pigmentación de la piel, conocidas como lesiones lineares esclerodermatosas.​​ Se ha registrado igualmente una posible asociación entre la melorreostosis y anomalías renales y vasculares y alteraciones del sistema linfático.​

Diagnóstico

En imágenes radiográficas y TAC  se observa la clásica imagen de cera derretida​ y que puede considerarse patognomónica.​ En imagen por resonancia magnética (IRM) las lesiones presentan una intensidad de señal baja.​

Una de las técnicas de imagen más útiles es la gammagrafía ósea con 99mTc-metil-difosfonato, ya que esta muestra un aumento en la captación en los huesos afectados debida a la hipervascularización y el incremento de la actividad osteoblástica. Esta técnica ayuda a realizar el diagnóstico diferencial entre la melorreostosis y otras displasias esclerosantes como la osteopoiquilosis y la osteopatía striata, que no presentan alteraciones en la absorción.​ El análisis histológico, en el que se observa patrones corticales densos de hueso esclerótico y patrones lamelares irregulares,​ puede confirmar el diagnóstico realizado por técnicas de imagem.​

Tratamiento

El tratamiento es generalmente destinado al alivio del dolor, y solo en ocasiones se requiere intervención quirúrgica,​ especialmente en pacientes que presentan restricción de movimiento y deformidades.​ El tratamiento quirúrgico incluye el alargamiento de tendones,​​ eliminación del hueso hiperostósico, osteotomía y amputación en los casos más severos.​

Epidemiología

La melorreostosis es una forma poco frecuente de hiperostosis, con una incidencia de 0.9 casos por millón de habitantes,​​ por lo que se considera una enfermedad rara.  Afecta por igual a ambos sexos y puede ocurrir a cualquier edad, aunque la incidencia se ve incrementada entre los 20 y los 30 años,​ siendo diagnosticados alrededor de los 20 años más de la mitad de los casos.​ El desarrollo de las lesiones parecer ser, además, más rápido cuando se presenta en individuos infantiles, con una progresión variable en pacientes adultos.​ Generalmente la melorreostosis se presenta de forma unilateral afectando a un único miembro, frecuentemente la diáfisis de los miembros inferiores. Los casos en los que se ve afectado el esqueleto axial son raros.​

Diagnóstico diferencial

Las principales patologías con las que hay que realizar el diagnóstico diferencial de la melorreostosis son la enfermedad de Paget,​ tumores, osteomielitis,​ miositis osificante, osteoma osteoide, osteocondroma, osteosarcoma parostal,​ osteopoiquilosis y osteopatía striata.​

Paleopatología

Debido a que la melorreostosis es una dolencia rara, los casos documentados en el registro paleopatológico son escasos. El primer caso fue descrito por Lester (1967)​ en un individuo adulto masculino procedente de Alaska y datado en el siglo V. En América del Sur, Kelley y Lytle (1995)​ detectaron un posible caso en un individuo adulto femenino perteneciente a la cultura Chinchorro. En Europa, en un individuo adulto femenino datado en el siglo VI a. C., procedente de Italia, fue identificada melorreostosis coexistente con DISH.​ Además de estos tres casos arqueológicos, melorreostosis fue diagnosticada en un hombre o mujer de la colección Galler, Suiza.​

Diagnóstico en paleopatología

El diagnóstico de la melorreostosis en paleopatología se basa principalmente en la observación macroscópica de las lesiones, que presentan un aspecto de cera que fluye a lo largo de la longitud del hueso​​ y en imagen radiológica, en la que se observa engrosamiento cortical de aspecto irregular.​ La distribución de las lesiones es también de especial relevancia ya que otras patologías, como la osteoartropatía hipertrófica pueden en ocasiones producir alteraciones óseas semejantes a la melorreostosis pero con diferente distribución de las lesiones.​

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